Fiuuuu...

Todo tranquilo. Ya está. Sabemos dónde estamos. La investigación llevada a cabo por nosotros en internet y por mi abuela desde el exterior nos orientó hacia la verdad y encontramos las respuestas que queríamos.
Seguimos debajo de Buenos Aires. El pasadizo no lo pudimos medir pero hay dos posibilidades: que nos dirija a algún lado del conurbano -por lo que no volveríamos a cruzarlo, ya que todos sabemos que más allá de la General Paz es tierra de nadie, peor que en la capital- o que en algun punto de su longitud haya una puerta hacia otra dimensión, y la abertura al exterior que se ve en la foto sea la entrada a quién sabe qué cosas desconocidas.
Por suerte encontramos otra manera menos peligrosa para que la abuela nos deje los víveres y demás cosas imprescindibles (como el batidor de leche que nico se dejó en la casa y necesitamos para hacer mayonesa casera). Un agujerito imperceptible que da al arroyo m... pero ya dije sufiente, no es cuestión de revelar nuestro paradero gratuitamente.
En cuanto al lector Guillermo (si es que ese es su verdadero nombre), le pedimos que por favor se fije en nuestra solicitud de acercarle las donaciones a mi abuelita únicamente. Nada de fleteros, esos tipos son un peligro.
En cuanto a la falta de Prozac, ya está todo bien, lasolución de varios problemas nos tranquilizó y estamos más alegres que nunca. De última tenemos un par de cajas de valium para dormirnos.
Entre otras cosas nos tiene contentos la solución estética del sector hogareño del refugio.
Para la próxima publico unas fotos y les cuento bien, ahora tengo que irme a agrandar la conexión con el exterior para que pase el pollo que vamos a prepararnos para navidad. O pavita, no se, qué encrucijada.