¡AH!

Hacía unos días que la Niña Topo no me hablaba, pero no solo eso, me pasó en más de una ocasión, mientras yo comenzaba a decirle algo a ella, terminar hablándole a su espalda, o a la pared. Se iba, se iba silenciosa, chocando con algún mueble, inmutable, incansable.
Yo estaba sumamente preocupada. Me apenaba la situación, me dejaba perpleja ¿qué habría hecho yo para merecer semejante trato? ¿Alguna palabra insidiosa en un momento de somnolencia? Quizás mi poco entusiasmo con el temita del casorio... de alguna loca manera ella podía llegar a pensar que estaba tratando de boicotearlos, que me molesta que Nico la ame ¡pero por favor! yo a Nico lo quiero, pero si se trata de amor ¡sabés cómo te lo regalo con moño y todo, querida, si es un hinchapelotas!
La cuestión es que estuve bastante angustiada por ese asunto en particular, y no quise comentarle a Nico para no desvirtuar las cosas, ¡anda tan alegre! Solo Margarita me oía, paciente, siemrpe tejiendo solemne, imparable.
Finalmente, el día de hoy, por causa del azar, he descubierto la verdad verdadera de toda esta cuestión: los topos no sólo con ciegos... ¡oyen muy mal los sonidos agudos!
Carajo, qué mal me viene mi voz. Y eso que me la han hecho pasar por "dulce", y a la niña Topo los cubanitos rellenos le encantan!!
En fin, quí estaré, más optimista, pensando de qué manera puedo mejorar mi comunicación con esat compañera, por lo menos por ahora, hasta que se defina el futuro de nuestra comunidad...